Hay calles que guardan historias, y luego está esta avenida que es la historia misma. Caminar por aquí no es solo avanzar sobre asfalto, sino viajar entre siglos y ver de Paseo de la Reforma antes y después.
¿Cómo? Piensa en esto: en 1864, cuando Maximiliano de Habsburgo ordenó construir este camino, lo llamó Paseo de la Emperatriz para que Carlota paseara en carruaje entre ahuehuetes.
Ahora, si analizamos qué hay en Paseo de la Reforma hoy, podemos ver que esos mismos árboles ven desfilar a ejecutivos, ciclistas y turistas que se detienen frente a ángeles dorados, guerreros prehispánicos y fuentes que han visto amaneceres desde hace más de 100 años.
¿Pero sabes cuál es la mejor parte de este lugar? Que cada rincón tiene una anécdota. Por ejemplo, ¿sabías que el Ángel de la Independencia fue enterrado en su propia columna tras el terremoto de 1957? ¿O qué el Monumento a Cuauhtémoc, con sus esculturas de bronce, casi fue fundido para hacer cañones durante la Revolución?
Lo cierto es que, el Paseo de la Reforma no se recorre, se vive. Y si estás leyendo esto, es hora de que te prepares para vivirlo y disfrutar de sus alrededores, entonces, ¿Listo/a para el viaje y conocer del Paseo de la Reforma ubicación, qué hacer, cuáles son los mejores bares en Reforma CDMX y más?
¿Sabías que El Paseo de la Reforma es una avenida que comenzó como un capricho imperial? Se dice que, en 1863, Carlota Amalia de Bélgica, la esposa de Maximiliano de Habsburgo, le reclamaba por su larga ausencia debido al tiempo que le tomaba llegar a su castillo en Chapultepec hasta el centro de la ciudad por las condiciones del terreno.
Para evitar conflictos y complacer a su amada, Maximiliano mandó a crear en 1864 el Paseo de la Emperatriz, un camino recto y elegante que evocaba las grandes avenidas europeas como los Champs-Élysées y que le permitiría llegar más rápido.
El diseño original, a cargo del ingeniero austriaco Luis Bolland Kuhmackl, no fue sencillo. La zona entre Chapultepec y el centro era un laberinto de barrancos y lagos. Por lo tanto, para allanarla, se contrató a cientos de trabajadores indígenas, quienes usaron técnicas prehispánicas de relleno con piedra volcánica.
Curiosamente, los ahuehuetes (árboles sagrados para los aztecas) que flanqueaban la avenida se plantaron siguiendo un ritual; cada uno representaba un año del reinado que Maximiliano creía sería eterno.
Aunque Maximiliano quería estatuas de héroes europeos, los artistas mexicanos se rebelaron. Miguel Noreña, escultor de la Academia de San Carlos, propuso incluir símbolos prehispánicos en las glorietas. Su idea fue rechazada, pero años después, él mismo esculpiría el Monumento a Cuauhtémoc (en 1887), que hoy se alza en Reforma como un guiño a esa batalla cultural.
¿Cómo pasó una avenida diseñada para ser grandiosa a convertirse en un lugar casi desértico? La respuesta está en un edicto imperial de 1864, firmado por Maximiliano, que prohibía a los civiles transitar por el Paseo de la Emperatriz.
Solo se permitía el paso en dos casos: para los carruajes de la nobleza o para entierros autorizados por el emperador… Una paradoja tenebrosa, si consideramos que Maximiliano sería fusilado en 1867 por las tropas de Benito Juárez.
Así, entre 1864 y 1867, el Paseo fue un escenario vacío. Mientras el pueblo mexicano sufría hambre y guerras, la emperatriz Carlota paseaba entre ahuehuetes recién plantados, escoltada por soldados austriacos.
Las únicas voces que rompían el silencio eran el trotar de los caballos de la corte y el murmullo de fuentes como la Fuente de las Serpientes (ubicada donde hoy está el Ángel de la Independencia), cuyas esculturas de mármol representaban dioses griegos.
Tras la caída del Imperio, Benito Juárez no destruyó el Paseo, como esperaban algunos, sino que lo rebautizó en 1872 como Paseo de la Reforma, honrando las leyes que separaron la Iglesia del Estado y marcaron la identidad laica de México.
Bajo Sebastián Lerdo de Tejada, se completó con un acto simbólico: en 1877, se instaló la estatua de Colón, esculpida en París por Charles Cordier. La obra costó 60 mil pesos de oro, donados por el empresario Antonio Escandón, quien exigió que la base tuviera grabado maíz y magueyes.
En el Paseo de la Reforma, el tiempo no pasa y prueba de ellos son sus monumentos, que parecen vecinos antiguos, donde algunos cuentan batallas épicas, otros guardan escándalos olvidados, y unos más, como la Diana Cazadora, hasta han protagonizado polémicas de revista.
¿La razón? Cada columna, estatua o fuente aquí es un espejo de lo que México ha sido, es y debate ser. Desde el Ángel de la Independencia (que ha caído, resurgido y hasta albergado cenizas de héroes) hasta el Monumento a Colón (hoy en el ojo del huracán por su legado), estas obras no son piedras y ya, son legados históricos congelados en bronce, así que ¿Listo para descifrarlas?
Si preguntas a un chilango qué representa a la CDMX, es casi seguro que señale al Ángel. Pero ¿sabías que bajo sus pies descansan 14 héroes de la Independencia, como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Leona Vicario? Este monumento, inaugurado en 1910 para el centenario de la Independencia, es un cofre lleno de secretos.
El arquitecto Antonio Rivas Mercado (creador del Palacio Municipal de Tlalpan) lo diseñó como un híbrido: una columna corintia de 36 metros rematada por Nike, la diosa griega de la victoria, fundida en bronce por el artista franco-italiano Enrique Alciati.
Pero no todo es clasicismo, porque en la base, cuatro esculturas simbolizan la ley, la guerra, la justicia y la paz, y un león con un niño representa al pueblo mexicano: “fuerte en la guerra, dócil en la paz”.
El mausoleo bajo la columna alberga a:
Inaugurado en 1887, este monumento es el único en Reforma que ha cambiado de dirección dos veces. Primero, en 1949, cuando el urbanista Mario Pani lo desplazó 100 metros al suroeste para ampliar la avenida (y construir el hotel Plaza).
Luego, en 2004, regresó casi a su ubicación original tras una restauración de tres meses. Hoy, aunque ya no es una glorieta, sigue desafiando al tiempo con su mirada hacia el horizonte.
El diseño es una colaboración póstuma; puesto que, el ingeniero Francisco M. Jiménez quien concibió la estructura murió dos días antes de ganar el concurso; por lo tanto, la estatua de bronce, fundida en 1883 para conmemorar los 152 años de la caída de Tenochtitlan, fue esculpida por Miguel Noreña, artista que también dejó su huella en el Ángel de la Independencia.
¿Un detalle que pocos notan? La base tiene grabados los nombres de Cuitláhuac, Cacama, Tetlepanquetzal y Coanacoch, aliados de Cuauhtémoc. Cuitláhuac, hermano de Moctezuma, lideró la Noche Triste (1520), la mayor derrota española antes de la Conquista.
¿Una diosa desnuda en pleno Paseo de la Reforma? Eso fue lo que muchos pensaron en 1942, cuando el escultor Juan Fernando Olaguíbel presentó a la flechadora de las estrellas del Norte con mucho orgullo, pero no imaginó que su obra sería más famosa por su desnudez de bronce que por su belleza art déco.
La estatua, diseñada junto al arquitecto Vicente Mendiola, pesaba 2 toneladas y se fundió en un taller de la calle Obrero Mundial, pero su verdadero drama comenzó al instalarse.
La Liga de la Decencia, un grupo ultraconservador de la época, exigió cubrir a Diana con el argumento de que ofendía la moral pública. Más tarde, Soledad Orozco, esposa del presidente Manuel Ávila Camacho, respaldó la protesta diciendo que era un mal ejemplo para los niños que visitan Chapultepec.
Tras lo ocurrido, en 1944, Olaguíbel añadió una túnica metálica fijada con solo tres soldaduras, pensando que así la podría quitar más adelante cuando la gente entendiera que el arte no es pecado. No obstante, la túnica duró 25 años, hasta que, en 1967, el jefe de gobierno Alfonso Corona del Rosal accedió a liberar a Diana.
Ironía histórica: el mismo año que México se preparaba para los Juegos Olímpicos de 1968 (sinónimo de apertura global), la Diana recuperó su desnudez… y su nombre original.
Al ver la estatua muchos se preguntan dónde está la flecha y lo cierto es que, La Diana actual en Reforma no la tiene. Esto es debido a que a esta le fue robada, por lo que decidieron colocar una réplica incrustada en una pared del Paseo de la Reforma y con la segunda versión, Olaguíbel la omitió para simbolizar “la eterna búsqueda de libertad”.
Pero en los 90, Helvia Martínez Verdayes rompió el silencio: con solo 16 años, mientras trabajaba como secretaria en Pemex, fue convencida por el arquitecto y el escultor de la obra para ser la musa de la Flechadora.
Aunque al inicio se resistió por pudor, aceptó sin cobrar, motivada por la idea de convertirse en un símbolo de la Ciudad de México. Lo más sorprendente: en 1952, volvió a posar para otro ícono capitalino: la Fuente de Petróleos. Así, Helvia no solo desafió los prejuicios de su época, ¡sino que quedó inmortalizada dos veces en Reforma: como diosa mitológica y como emblema de la industria petrolera!
¿Alguien dijo perfil bajo?
Inaugurado en 1877, este monumento fue un encargo del empresario Antonio Escandón, quien donó 60 mil pesos de oro para su creación. La estatua de Colón, esculpida en mármol de Carrara por el francés Charles Cordier, se alzó sobre un pedestal neoclásico diseñado por Manuel Vilar.
En su concepción original, Colón señalaba al horizonte con una mano y sostenía una bandera española con la otra, rodeado de frailes que simbolizaban la evangelización de América.
Entre los detalles, uno de los más relevantes en el pedestal, incluye grabados de maíz y magueyes que fueron colocados allí por exigencia de Escandón para mexicanizar el monumento, junto a escudos de España, Italia y la CDMX.
En 2020, tras décadas de protestas por colectivos indígenas, mujeres y académicos que señalaban a Colón como símbolo de genocidio y colonialismo, el gobierno de Claudia Sheinbaum anunció su retiro para restaurarlo.
Sin embargo, en 2021, se reveló que no regresaría y que en su lugar se instalaría a La Joven de Amajac, una réplica de 6 metros de una escultura prehispánica hallada en Hidalgo, Veracruz.
El 23 de julio de 2023, el jefe de gobierno Martí Batres Guadarrama develó oficialmente la escultura que reemplazaría la de Colón. Con una altura de 5.5 metros (frente a los 6.7 metros del monumento anterior), la réplica de La Joven de Amajac fue tallada en piedra volcánica por artesanos de Tlalpan, bajo la supervisión del INAH y el COMAEP.
Se tomó esta opción, ya que se quería hacer un reconocimiento a las mujeres indígenas, quienes han sido las más discriminadas desde la Colonia, pero también las que preservaron la identidad, indicó Batres durante la inauguración.
Después de explorar esculturas, glorietas y conocer de Paseo de la Reforma historia, es hora de explorar el otro patrimonio que tiene este punto: su comida. En esta avenida, la gastronomía no es un break, sino la segunda parte de tu aventura.
Los restaurantes cercanos tienen sabores ancestrales conformados por recetas prehispánicas reinventadas en kitchens de vanguardia, mercados donde el maíz nixtamalizado comparte espacio con cafés de especialidad, y mezcales que huelen a tradición, pero se sirven con twist moderno.
Aquí, cada restaurante, fonda o puesto callejero es un capítulo más de la historia que empezaste con los monumentos, por lo que, ¿estás listo/a para probar cómo suenan 500 años de fusión cultural… en un par de bocados?
Con tres años consecutivos en la Guía México Gastronómico y el título de uno de los 100 mejores restaurantes de CDMX por Banorte (2021-2023), Bulla, además de ser un restaurante, es un viaje a las tabernas de Madrid y las cocinas de Asturias, pero con vista al Ángel de la Independencia en CDMX.
Su secreto: mezclar técnicas españolas con ingredientes locales, todo en un ambiente cálido donde hasta el vermut sabe a fiesta.
Ubicación: Río Elba 52, Cuauhtémoc, 06700 Ciudad de México, CDMX.
Horarios: de miércoles a sábado de 8:00 a 12:00 hrs y 13:00 a 2:00 hrs.
De domingos a martes de 8:00 a 12:00 hrs y de y 13:00 a 24:00 hrs.
Con 14 años en la escena y fundada en 2010 por Alberto Cinta, La No.20 Cantina ha sabido reinventar la cocina mexicana sin perder su esencia. Este icónico restaurante destaca por fusionar recetas tradicionales con propuestas modernas, todo en un ambiente donde la coctelería y la música en vivo complementan cada experiencia gastronómica.
La barra de La No.20 Cantina se ha ganado un lugar especial entre los amantes que buscan qué hacer en Reforma de noche, por lo que, si quieres experimentar los matices y mejores fusiones de sabor, cada cóctel de este pequeño listado te dejará ver como brindan un homenaje a la creatividad y la pasión por la coctelería.
Su propuesta consiste en bebidas con licores premium y mezclas que juegan con la dulzura, la acidez y el ahumado de manera impecable; por lo tanto, no puedes irte sin vivir la experiencia y probar al menos una de estas opciones de su mixología:
Ubicación: Av. P.º de la Reforma 342 PB, Juárez, Cuauhtémoc, 06600 Ciudad de México, CDMX, México.
Horario: lunes y martes de 13:00 a 00:00 hrs. Miércoles a sábado de 13:00 a 02:00 hrs. Domingo de 13:00 a 00:00 hrs.
Después de devorar tacos, churros y cocteles, tu cuerpo (y tu conciencia) te pedirán un respiro. Así que ¡Bienvenida/o a la parte detox del plan!
Estos espacios verdes son áreas con árboles y el antídoto perfecto para el coma post-comida. Aquí, caminarás entre flores, respirarás aire limpio y hasta quemarás esas calorías de más… o al menos, lo intentarás.
¿Sabías que este parque es el mejor aliado después de un atracón gastronómico? Con senderos para caminar, bancas para relajarte, hablar sin tanto bullicio y hasta un puente elevado para sudar el postre, este es el gym más bonito de la CDMX.
La trotapista elevada del Parque Winston Churchill es un mirador de 150 metros que combina ejercicio y paisaje. Desde este punto, disfrutarás de vistas únicas hacia los rascacielos de Reforma, la arquitectura del Hotel W y la inmensidad del Bosque de Chapultepec.
Es perfecto para ti si eres de esos corredores matutinos o si simplemente buscas una actividad al aire libre en un lugar lindo y con aire fresco. Nuestra recomendación es que la visites al atardecer, que es cuando las luces solares se encienden y el cielo se tiñe de tonos dorados.
Aprovecha los espacios verdes para organizar un picnic con los sabores que sobren de tu recorrido gastronómico. Extiende tu manta entre jacarandas y agapandos azules, y desempaca el guacamole de La No.20 o los churros con cajeta.
El parque alberga 30.500 flores que crean un mosaico cambiante según la temporada: lirios morados en verano, clivias naranjas en otoño y agapandos azules en primavera es un poco de lo que verás en tu recorrido.
Si buscas las mejores fotos, puedes hacerlo en el reloj floral, diseñado con petunias y begonias, y para un momento más relax, en los senderos bajo los fresnos hallarás rincones de sombra perfectos para leer o meditar.
La estatua de Winston Churchill, restaurada en 2022, rinde homenaje a la relación México-Reino Unido. Ubicada cerca de la entrada, su diseño clásico contrasta con los edificios modernos de fondo, creando una oportunidad única para fotos que capturan la dualidad de la CDMX.
Ángulo sugerido: toma una foto donde la estatua histórica de Churchill aparezca en primer plano, y detrás de ella se vean los rascacielos modernos de Paseo de la Reforma (como la Torre Reforma o el Hotel St. Regis). Así capturas el contraste entre lo clásico y lo moderno de la CDMX.
Ubicación: Polanco, Bosque de Chapultepec I Secc, Miguel Hidalgo, 11550 Ciudad de México, CDMX, México.
Horario: abierto las 24 horas.
Parque Lira es la respuesta a que hacer en Reforma gratis. Se trata de un pedacito de historia en plena Ciudad de México con un origen que se remonta a 1618, pero su mayor auge llegó cuando perteneció al Conde de La Cortina, un aristócrata que convirtió la propiedad en un oasis de jardines con puentes, fuentes y albercas.
Con el tiempo, la finca pasó a manos de Vicente Lira Mora, un empresario textil, hasta que en los años 30 fue expropiada y transformada en un parque público. Hoy, es un lugar perfecto para escapar del caos citadino sin salir de la ciudad.
Paseo de la Reforma es el lugar ideal para quienes buscan experiencias que se adaptan a cualquier hora. De día, la avenida se llena de luz y ofrece oportunidades para recorrer monumentos icónicos, como los que te mencionamos anteriormente.
Cuando cae la noche, el ambiente se transforma en un espectáculo de luces y sonidos, desde el resplandor del Ángel de la Independencia hasta la emoción de la Lucha Libre en la Arena México, pasando por la Zona Rosa bares para bailar esta ciudad lo tiene todo para las mejores vacaciones o ese finde exprés.
Para conocer qué hacer en Paseo de la Reforma en el día o la noche, con direcciones, horarios, precios y todos los detalles, sigue leyendo, esto te interesa:
De noche, el Ángel de la Independencia adquiere un aura mágica. La iluminación dorada resalta su estructura neoclásica, creando un contraste dramático con el cielo oscuro.
A diferencia del día, aquí la energía es más relajada, pues se puede ver grupos de amigos que se reúnen en las escaleras con cervezas o botanas, mientras artistas callejeros tocan música o pintan retratos (desde $100 MXN).
Si buscas una foto memorable, cruza a la Fuente de la Diana Cazadora, iluminada con luces LED cambiantes.
Ubicación: Av. P.º de la Reforma, Juárez, Cuauhtémoc, 06600 Ciudad de México, CDMX, México.
Horario: Acceso libre toda la noche.
La Arena México es el símbolo máximo de la lucha libre mexicana, un deporte-espectáculo que desde 1956 combina acrobacias, teatro y pasión.
En este recinto, los luchadores, con máscaras icónicas y nombres épicos, se dividen entre técnicos (héroes) y rudos (villanos), tejiendo historias dentro del ring que atrapan a familias, turistas y fanáticos por igual.
Verás volteretas imposibles, llaves de sumisión y golpes exagerados que hacen reír, gritar o incluso indignar al público. Los gritos de ¡Tres minutos! (pidiendo más acción) o ¡Máscara! ¡Cabellera! (desafíos para perder la máscara o el cabello) son parte del ritual.
Mientras, vendedores pasan por las gradas con cervezas, cacahuates y refrescos en vasos con forma de máscara. Si quieres vivir la experiencia al máximo, cómprate una máscara de luchador (desde $150 MXN en puestos afuera) y grita como si fueras parte del elenco.
Ubicación: Dr. Lavista 189, Col. Doctores. C.P. 06720, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México.
Horario: viernes: 20:30 hrs/ domingos: 17:00 hrs/ martes: 19:30 hrs.
La Zona Rosa, a unos pasos del Ángel de la Independencia, despliega su energía nocturna con bares que van desde lo clandestino hasta lo extravagante. Para cócteles de autor en un ambiente íntimo, Handshake Speakeasy (Calle Amberes 65) sorprende con mezclas como el Smoked Paloma (desde $250MXN), donde la mixología se convierte en arte.
Si buscas algo más versátil, Kinky Bar (Calle Amberes 1) ofrece tres ambientes bajo un mismo techo. Un piso con shows drag y pop, una terraza estrellada para cócteles y un sótano con DJ de house.
Sus «Kinky Nights» son legendarias, con glitter, libertad y tragos como el Pink Martini ($180MXN). ¡Checa su calendario, porque los eventos temáticos se agotan rápido!
Ubicación: Zona Rosa, entre Calles Amberes, Hamburgo y Reforma.
Horario: Bares abren de 18:00 a 3:00 AM; eventos especiales varían.
¿Quieres conocer el ADN de México? Este museo es la puerta de entrada a las culturas prehispánicas que forjaron nuestra identidad. Aquí descubrirás salas dedicadas a la evolución y diversidad de civilizaciones como los olmecas, mayas, mexicas, teotihuacanos, culturas de Oaxaca, del Golfo, del Norte y más.
Aquí, las salas están llenas de piezas icónicas como la Piedra del Sol (el famoso Calendario Azteca), la monumental escultura de Coatlicue y tesoros de civilizaciones como los mayas, olmecas y mexicas.
Cada exhibición es un viaje en el tiempo, donde descubrirás cómo vivían, comerciaban, creaban arte y hasta cómo veían el universo las culturas que poblaron México antes de la llegada de los españoles.
Si después de recorrer el museo quieres llevarte un pedacito de historia contigo, su tienda ofrece reproducciones de piezas arqueológicas y libros con información fascinante sobre las culturas prehispánicas.
Ubicación: Av. Paseo de la Reforma y Calzada Gandhi s/n, Col. Chapultepec, Polanco, Alcaldía Miguel Hidalgo, C.P. 11560, Ciudad de México.
Horario: de martes a domingo, de 9:00 a 18:00 hrs.
Costos: $100 MXN la entrada general. Profesores, menores de 13 años, personas con discapacidad, nacionales mayores de 60 años y estudiantes con credencial entran gratis.
Una fortaleza en la cima de una colina, con jardines de ensueño y vistas panorámicas de la ciudad, así de espectacular es el Castillo de Chapultepec. Este lugar ha sido testigo de la historia de México, desde ser residencia de emperadores y presidentes, hasta convertirse en el Museo Nacional de Historia.
Recorrer sus pasillos es como abrir un libro de historia en vivo. Sus 15 salas de historia conservan mobiliario de época, murales impresionantes y exposiciones que te transportan a los tiempos del virreinato, la Independencia y la Revolución Mexicana.
Y si la historia no es lo tuyo, tranquilo/a, las terrazas y jardines son el spot perfecto para fotos épicas de la CDMX y una vista impresionante. Si planeas visitarlo, prepárate para una pequeña caminata en subida, pero tranquilo/a, la recompensa al llegar vale cada paso.
Ubicación: Bosque de Chapultepec I Secc, Miguel Hidalgo, CDMX.
Horario: de martes a domingo de 9:00 a 17:00 hrs (no abre ningún lunes de año).
Costos: $100 MXN entrada general. Domingos, entrada libre para mexicanos.
Después de un día lleno de aventuras, explorando cada rincón de la hermosa Ciudad de México, tu cuerpo (y tu mente) te pedirán un respiro.
¡Bienvenido a la parte zen de tu viaje! En hotel Emporio CDMX, no solo encontrarás un lugar para descansar, sino un refugio donde el confort y el relax se unen.
Si viajas con tu familia y buscas una opción espaciosa, la Superior Room Doble es ideal. Con 20 m², dos camas matrimoniales y un ambiente amplio, te ofrece la comodidad que necesitas para que todos descansen después de un día lleno de actividades.
Además, cuenta con una tina de hidromasaje, perfecta para relajarse antes de continuar con el recorrido por los lugares que te sugerimos en el Paseo de la Reforma u otros sitios de interés en CDMX.
Si buscas un ambiente íntimo y acogedor para disfrutar con tu pareja, la Petite Room es la elección perfecta para ustedes dos. Con 18 m², una cama matrimonial y capacidad para dos adultos, esta habitación te ofrece el espacio ideal para relajarte junto a tu amor después de recorrer la ciudad.
Su diseño confortable y cálido les permitirá desconectarse del mundo y disfrutar de una estancia placentera y que les recargue las energías.
Ambas habitaciones incluyen amenidades pensadas para tu confort:
En hoteles Emporio CDMX, la gastronomía es parte de la experiencia. En nuestros dos restaurantes encontrarás diversas opciones para complacer tus gustos, sin necesidad de salir del hotel.
Es nuestro restaurante estrella donde la cocina mexicana e internacional se fusionan en deliciosos platillos. Aquí podrás disfrutar desde pan recién horneado hasta especialidades como sushi, camarones, pizza al horno de piedra, rib eye, paella mixta o tipo valenciana. Y si visitas el hotel un viernes, no te olvides de pedir el buffet Mar y Tierra que se sirve desde las 13:00 hasta las 17:00 hrs.
Si eres amante del café de especialidad, la buena repostería y la comida internacional, este espacio será para ti el Disney World de sabores. Su ambiente con aire europeo es ideal para disfrutar de un Short Rib Braseado, un New York Cheesecake o una tradicional tarta de pera, acompañados de un Carajillo o un Martini en su terraza con vista a la Avenida Reforma.
En conclusión, si la CDMX está en tu lista de destinos, ¡prepárate para vivirla al máximo, caminando por Reforma, descubriendo su historia, probando su comida y dejándote sorprender por cada rincón!
Y cuando el día termine, nada mejor que descansar en hotel Emporio CDMX, donde la comodidad, la buena ubicación y la mejor gastronomía te esperan.
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